En verano una de las actividades más frecuentes son los baños en el mar o la piscina. Por ello, queremos explicar los riesgos que conlleva esta práctica y cómo prevenir las afecciones y traumatismos oculares más comunes. Un hecho que aumenta las visitas al oculista en estos días.
Ojos y el agua del mar
Una de las principales afecciones son las irritaciones. Al abrir los ojos debajo del agua, el cloro, la sal o agentes contaminantes del mar pueden provocar irritación. En la mayoría de los casos es leve pero molesta. Muchas veces suele ser una conjuntivitis vírica y hay que vigilar ya que es altamente contagiosa. En este caso, lo mejor que podemos hacer es dejar de bañarnos e ir a un oftalmólogo para que nos pueda recetar un tratamiento específico y así tener una curación rápida.
A parte de las irritaciones existen las infecciones. Son mucho menos comunes pero bastante más serias ya que si no son tratadas con rapidez, pueden desencadenar consecuencias mucho más graves. Lo mejor es extremar la precaución porque muchas veces no sabemos si el cloro nos puede hacer daño o si el mar tiene más residuos de los que nuestros ojos pueden limpiar.
Bañarse con lentillas
También debemos mencionar a las personas que utilizan lentes de contacto. Estas no deben bañarse con ellas puestas y menos abrir los ojos debajo del agua. Son mucho más sensibles a este tipo de afecciones. En el caso de los traumatismos la mayoría de veces vienen dados a causa de los deportes acuáticos y las multitudes de gente que se acumulan en julio y agosto. Es por todo esto que desde nuestra experiencia aconsejamos unas gafas acuáticas homologadas para poder prevenir y seguir disfrutando de estos días de sol, agua y deportes acuáticos.
Buenos baños Opticaluneros.